Ghost World

Es curioso como puede cambiar la percepción que se tiene de una película con el tiempo. Recuerdo que la primera vez que vi esta película me pareció lenta y ciertamente aburrida, y es que supongo que en ningún momento llegué a entrar en ella y ni a creerme sus personajes. Posiblemente la vi demasiado joven y muchos detalles se me escaparon.

Ayer volví a verla, y debo admitir que las sensaciones que me transmitió fueron completamente distintas. El personaje de Enid cobró una nueva dimensión. Su cinismo y desprecio como mecanismo de protección respecto al mundo que le rodea es el que sostiene la película y ver en ese cinismo el reflejo de la inmadurez y sus inseguridades son la clave para entrar en la historia. En el otro lado de la balanza, el personaje de Rebeca encarna a la adolescente que desea crecer, pero que parece que para mantener a su amiga a su lado deberá tirar de ella. En medio aparece el personaje de Seymour que dibuja a toda esa gente a la que todo el mundo señala como rara y que termina creyéndoselo para acabar encerrándose en su pequeño mundo enterrándose en vida aferrámdose a sus pequeñas obsesiones. Una película que con su estética y personajes va dibujando una historia que se mueve constantemente entre la esperanza y el desengaño y que pivotando alrededor de Enid nos dibuja sus primeros pasos hacia la madurez.

Por momentos recuerda a American Beauty a la hora de plantear el dibujo de la cara menos amable de la sociedad occidental, en otros momentos recuerda a Beautiful Girls, pero mostrándose más ácida y carente de esperanza en el camino que lleva a uno a asumir la madurez.

Una película que requiere de un cierto estado de ánimo para entrar completamente en ella, para sumergirte por completo en todos los matices que inundan la historia de Enid y el mundo que le rodea, pero una película que una vez dentro retrata con precisión lo que significa vivir tras una coraza que se resquebraja poco a poco.

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