El Padrino

Obra maestra (10).

Supongo que no tengo mucho que añadir a lo que se ha dicho de esta película. Quizá lo más significativo que pueda decir es que es una película que gana tras su segundo visionado, y es que es posible que debido a la densidad y magnitud de la historia y la trama, en un primer contacto te pierdas y te alejes un poco, lo que sin duda perjudica la impresión que se obtiene del film.

Ahora bien, el segundo visionado es una experiencia impagable. A mí personalmente se me hizo mucho más corta la segunda vez. Recuerdas detalles, cohesionas la trama y te das cuenta que la película no sólo es un prodigio en la puesta en escena y la ambientación, sino que también es un prodigio de ritmo gracias al magnífico uso de la elipsis. Ofreciéndote una epopeya donde todo fluye con calma, pero donde es mejor no parpadear.

Las interpretaciones, como todo el mundo conoce, son simplemente excelentes. Con un Marlon Brando que se come la pantalla, carismático, no sólo creíble sino que resulta auténtico. Al Pacino borda el personaje de Michael y ninguno de los demás secundarios desentona.

En definitiva, una película maravillosa donde los defectos brillan por su práctica ausencia. Por ponerle uno, que más que un defecto es una apreciación, es que quizá hay un momento en que la evolución del personaje de Michael no resulta del todo creíble, pero aún así, creo que es más una sensación que un defecto que se le pueda achacar a esta obra mayúscula del cine.

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