Un cúmulo de despropósitos (2).
Mi primera impresión al ver la promoción del piloto de esta serie fue: ni jarto de vino veo yo eso. Luego sonó el nombre de Alex de la Iglesia y vi que el canal por donde la emitirían era la 2, lo que me llevo a reconsiderar mi posición. Craso error. Y es que todo el mundo tiene derecho a cagarla, y por mucho que me caiga simpático Alex, esto, señoras y señores, es un bodrio.
Para empezar todo el acabado técnico es cutre, uno puede llegar a pensar que es deliberadamente cutre, pero no, es cutre y sin gracia. Las actuaciones dejan mucho que desear, se nota que ninguno de los actores había trabajado en un producto de este tipo. Los gags, salvando honrosas excepciones a referencias freaks, resultan más tópicos, llanos y prefabricados que las caracolas de los institutos. La mayoría, además, ni tan siquiera están bien hilados. Las continuas referencias a la actualidad, más que ser una crítica mordaz, parecen un gag de los Morancos y al final todo el atractivo de esta serie reside en ver a qué nivel de cutrez puede llegar y en saber cuánto ensenara la jamona de turno.
En definitiva, un intento de hacer una serie paródica, cutre, con escaso presupuesto, pero imaginativa, mordaz y delirante que se queda en eso, un buen intento, buenas intenciones, cargadas con toda la ilusión del mundo, pero que sin duda alguna les ha salido el tiro por la culata, porque lo que no se puede permitir bajo ningún concepto un producto de este tipo es tener un guión insulso, y sin duda alguna su guion, pese a que la idea hubiese podido dar sus frutos, es pésimo.
Para empezar todo el acabado técnico es cutre, uno puede llegar a pensar que es deliberadamente cutre, pero no, es cutre y sin gracia. Las actuaciones dejan mucho que desear, se nota que ninguno de los actores había trabajado en un producto de este tipo. Los gags, salvando honrosas excepciones a referencias freaks, resultan más tópicos, llanos y prefabricados que las caracolas de los institutos. La mayoría, además, ni tan siquiera están bien hilados. Las continuas referencias a la actualidad, más que ser una crítica mordaz, parecen un gag de los Morancos y al final todo el atractivo de esta serie reside en ver a qué nivel de cutrez puede llegar y en saber cuánto ensenara la jamona de turno.
En definitiva, un intento de hacer una serie paródica, cutre, con escaso presupuesto, pero imaginativa, mordaz y delirante que se queda en eso, un buen intento, buenas intenciones, cargadas con toda la ilusión del mundo, pero que sin duda alguna les ha salido el tiro por la culata, porque lo que no se puede permitir bajo ningún concepto un producto de este tipo es tener un guión insulso, y sin duda alguna su guion, pese a que la idea hubiese podido dar sus frutos, es pésimo.
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