Después de tiempo sin actualizar el blog sin ningún artículo ni nada especialmente trabajado más allá de alguna crítica más afortunada que otra me he decidido a escribir otro pequeño artículo.
Esta vez irá dedicado a las que posiblemente son las dos películas de ciencia ficción más influyentes de la historia del cine. Una, como ya he dejado claro hasta la saciedad, es mi película favorita, la otra es la película que me ha dejado peor sabor de boca del que posiblemente sea mi director preferido.
Decir que este pequeño análisis también servirá para dejar mi visión particular a la hora de analizar películas y arte en general, para dejar más o menos claro por lo que me guio y el porqué del desprecio, o más bien falta de aprecio, hacia ciertas obras consideradas unánimemente como obras cumbre en la historia del cine.
Para empezar diré que me considero una persona pragmática, y como tal aplico esta visión a todo lo que me rodea, incluido el arte, de modo que cuando estoy delante de una obra de arte lo primero que intento asimilar es lo que me quería decir el autor, lo siguiente es como me lo dice, las herramientas que ha usado y si esa manera de decírmelo es la más sencilla posible.
Para ilustrar un poco esta manera de pensar voy a poner un ejemplo real, un ejemplo técnico que se produjo durante la carrera espacial que disputaban los Estados Unidos y la Unión Soviética y uno de los múltiples problemas que tuvieron que solucionar hacia la conquista del espacio. Un problema relativamente sencillo, escribir en ausencia de gravedad.
Estados Unidos observó que un bolígrafo en esas condiciones no escribía, ¿qué hicieron ante esa situación?
Pues invirtieron tiempo y dinero en el diseño y construcción de un bolígrafo capaz de escribir en esas condiciones. El proyecto fue costoso, complicado, una virguería tecnológica. Ese pequeño instrumento que en la tierra se puede encontrar por precios irrisorios terminó significando una inversión de millones de dólares para adaptarlo al espacio.
¿Sabéis como lo solucionaron los soviéticos?
Pues decidieron escribir con lápiz.
Llegados a este punto llega el momento de establecer el paralelismo con esas películas, ya que si estoy escribiendo es precisamente para hablar de cine.
Para mí 2001: Una odisea en el espacio es como ese bolígrafo. Un montón de tiempo y de recursos desperdiciados. Una virguería, una genialidad, algo realmente complicado y meritorio, pero en el fondo total y absolutamente superfluo y prescindible.
En cambio Blade Runner sería como la simple idea de escoger el lápiz. Apoyarse en opciones ya existentes. Opciones que resultan más sencillas y económicas, que se sabe que funcionan, y aprovechar esas herramientas para hacer algo que se sitúa en otra esfera, a otro nivel.
Blade Runner es cierto que es más convencional, quizá menos rompedora si nos centramos en los estrictamente formal, pero que consigue partiendo de algo conocido por todos hacer una obra que se sitúa en trasfondo e importancia en la historia del cine al nivel, y en mi opinión por encima, de una obra de la complicación e innovación de 2001: Una odisea en el espacio.
Cada cual tendrá su visión y su manera de analizar y ponderar los diferentes aspectos de una obra de arte, pero sintiéndolo mucho, encontrándome ante estos dilemas siempre escogeré el lápiz.
Blade Runner vs 2001: Una odisea en el espacio.
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