Impresionante ejercicio de lucidez el que hace Lumet en esta película, un trabajo que mezcla con brillante precisión el drama familiar más brutal con el thriller más medido. Las actuaciones son soberbias, la fotografia ejemplar y ofrece momentos memorables. Combina perfectamente la acción, seca, dura, completamente real y cruda con los momentos en que los sentimientos invaden la pantalla, sentimientos contradictorios en personajes muy reales, personajes que bien podrían ser un vecino nuestro o un amigo de un conocido, personas aparentemente normales, con sus problemas y secretos particulares, que emprenden medidas desesperadas como el camino más rápido a la solución de sus problemas y lo que iba a ser un autopista hasta la felicidad se convierte en un tortuoso camino hacia el infierno.
Cada escena funciona de forma independiente con la precisión de un reloj suizo, ofrece algo necesario a la película y lo ofrece con claridad, pero quizá aquí está el único pero que le encuentro a este film. Toda la claridad, intensidad y elocuencia de estas escenas que por separado resultan perfectas, parecen perderse en parte en un montaje que en mi opinión no resulta el más apropiado, los continuos flashbacks y cambio de ángulo, las contínuas inserciones de huecos no rellenados en su momento imprimen una complexidad al producto que en vez de enriquecerlo lo empobrecen. El espectador corre el riesgo de perderse, de desconectar, el metraje se alarga un poco más de lo necesario debido a las escenas extra necesarias para dotar de sentido al particular montaje y las escenas que de forma independiente tienen un fuerza brutal, aplastante, pierden parte de su efecto.
La película sigue siendo muy buena, Lumet consigue plasmar con una lucidez encomiable una amalgama de sentimientos muy amplia con un ritmo escena por escena perfecto, pero con un montaje final en mi opinión mejorable y que alejan esta gran película de ser una obra maestra sin paliativos.
Cada escena funciona de forma independiente con la precisión de un reloj suizo, ofrece algo necesario a la película y lo ofrece con claridad, pero quizá aquí está el único pero que le encuentro a este film. Toda la claridad, intensidad y elocuencia de estas escenas que por separado resultan perfectas, parecen perderse en parte en un montaje que en mi opinión no resulta el más apropiado, los continuos flashbacks y cambio de ángulo, las contínuas inserciones de huecos no rellenados en su momento imprimen una complexidad al producto que en vez de enriquecerlo lo empobrecen. El espectador corre el riesgo de perderse, de desconectar, el metraje se alarga un poco más de lo necesario debido a las escenas extra necesarias para dotar de sentido al particular montaje y las escenas que de forma independiente tienen un fuerza brutal, aplastante, pierden parte de su efecto.
La película sigue siendo muy buena, Lumet consigue plasmar con una lucidez encomiable una amalgama de sentimientos muy amplia con un ritmo escena por escena perfecto, pero con un montaje final en mi opinión mejorable y que alejan esta gran película de ser una obra maestra sin paliativos.
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